El cáncer de cuello uterino es el cuarto tipo de cáncer más común en mujeres a nivel mundial, pero también es uno de los que puede prevenirse en gran medida si se detecta a tiempo. La clave está en los controles regulares y en no postergar el cuidado ginecológico.
¿Qué es el cáncer de cuello uterino?
Se origina en el cuello del útero, la zona que conecta el útero con la vagina. En la mayoría de los casos está relacionado con una infección persistente por el Virus del Papiloma Humano (VPH), una enfermedad de transmisión sexual muy frecuente. Aunque muchas veces el VPH desaparece solo, en algunos casos genera lesiones que, con el tiempo, pueden convertirse en cáncer.
La importancia del Papanicolau (PAP)
El PAP es un estudio rápido, sencillo y prácticamente indoloro que permite observar si existen alteraciones en las células del cuello uterino. Su valor radica en que detecta lesiones mucho antes de que aparezcan los síntomas.
- Se recomienda realizarlo una vez al año a partir de los 25 años, o antes si se han iniciado relaciones sexuales.
- En el sistema de salud público, el PAP es gratuito y está disponible en hospitales y centros de atención primaria.
- En caso de detectarse alteraciones, el médico puede indicar estudios complementarios como la colposcopía o la prueba de VPH.
Por qué es fundamental la detección temprana
En etapas iniciales, el cáncer de cuello uterino no presenta síntomas. Cuando los síntomas aparecen, la enfermedad ya suele estar avanzada. Entre ellos:
- Sangrado vaginal fuera del período menstrual.
- Sangrado después de las relaciones sexuales.
- Flujo vaginal persistente o con olor fuerte.
- Dolor pélvico o durante las relaciones sexuales.
Estos signos requieren atención médica inmediata, pero lo ideal es no llegar a ese punto: el control regular con PAP es la mejor herramienta de prevención.
Prevención más allá del PAP
Además del control anual, existen otras medidas clave:
- Vacunación contra el VPH: incluida en el calendario nacional de vacunación para niñas y niños de 11 años, y disponible también para adultos en ciertos casos.
- Uso de preservativo: reduce el riesgo de transmisión del VPH y de otras infecciones de transmisión sexual.
- Consultas ginecológicas regulares: incluso si no hay molestias.
Un compromiso con tu salud
El cáncer de cuello uterino no distingue edades ni contextos, pero sí puede enfrentarse con información y prevención. Un estudio que dura apenas unos minutos puede marcar la diferencia entre un tratamiento sencillo y una enfermedad avanzada.
Cuidar la salud ginecológica es un acto de autocuidado y también de amor propio. No postergar el PAP es una decisión que salva vidas.