La fibra es uno de esos nutrientes que solemos pasar por alto, pero que cumple un papel clave en nuestra salud diaria. No aporta calorías ni energía como las proteínas o los carbohidratos, pero es esencial para que nuestro organismo funcione de manera equilibrada.
¿Qué es la fibra y dónde se encuentra?
La fibra es la parte de los alimentos de origen vegetal que nuestro cuerpo no digiere ni absorbe. Se encuentra principalmente en frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, semillas y frutos secos.
Existen dos tipos principales:
- Fibra soluble: ayuda a regular los niveles de colesterol y glucosa en sangre. Está presente en alimentos como la avena, la manzana, la zanahoria o las legumbres.
- Fibra insoluble: favorece el tránsito intestinal y previene el estreñimiento. Se encuentra en cereales integrales, verduras de hoja, frutos secos y la piel de muchas frutas.
¿Por qué es importante consumirla?
- Mejora la digestión: mantiene la regularidad intestinal y previene molestias como el estreñimiento.
- Regula el azúcar en sangre: retrasa la absorción de los carbohidratos, evitando picos de glucosa.
- Protege el corazón: contribuye a reducir el colesterol malo (LDL).
- Favorece la saciedad: ayuda a controlar el apetito y puede ser una aliada en planes de descenso de peso.
- Previene enfermedades: su consumo adecuado se asocia con menor riesgo de diabetes tipo 2, hipertensión y ciertos tipos de cáncer.
¿Cuánta fibra necesitamos?
La Organización Mundial de la Salud recomienda consumir entre 25 y 30 gramos de fibra al día. Sin embargo, la mayoría de las personas no llega a esa cantidad.
Consejos prácticos para sumar más fibra
- Elegí cereales y panes integrales en lugar de refinados.
- Agregá frutas y verduras con cáscara siempre que sea posible.
- Incorporá legumbres al menos dos veces por semana.
- Tené a mano frutos secos o semillas como snack saludable.
- Variá las fuentes: no se trata de comer siempre lo mismo, sino de combinar opciones.
👉 Cuidar tu ingesta de fibra es una forma sencilla y natural de mejorar tu salud a largo plazo. Una alimentación rica en este nutriente es sinónimo de bienestar y prevención.